El cuestionamiento a los modelos económicos es un problema que el mundo viene arrastrando desde hace varias décadas. Mala distribución de las riquezas, crisis social, contaminación y sobre explotación de los recursos naturales son conversaciones que a nadie le son ajenas y que todos hemos tenido en una u otra oportunidad y en diferentes situaciones.
La crisis sanitaria que estamos viviendo, no solo ha demostrado que estos problemas son reales, también los ha agudizado al punto de resentir, no solo la economía familiar, si no también la mundial.
En Chile, la brusca disminución de la producción en pequeñas y medianas empresas, sumado a la baja en las ventas de productos no esenciales en el comercio, ha contribuido a que el desempleo haya llegado a cifras alarmantes, lo que ha dado un duro golpe a la economía en muchos hogares.
Si bien, el estado Chileno ha creado un paquete de medidas económicas para ayudar a las familias, dichas medidas han sido paliativas, insuficientes y no sostenibles en el tiempo, por lo que urge implementar nuevas políticas públicas al mediano y corto plazo.
El modelo económico en Chile tiene dos características muy marcadas. La primera es que es centralizado y muy jerarquizado en torno al gran Santiago. La capital de nuestro país, es donde se toman la mayoría de las decisiones y muchas de ellas no consideran las variables diferenciadas que se presentan en regiones. Y la segunda, es que las medianas y pequeñas empresas tienden a ser, en su mayoría, sociedades unipersonales o de muy pocos socios.
Según informes de la OCDE, uno de los factores fundamentales para promover el desarrollo territorial de los países, es descentralizar su economía.
En este escenario, las cooperativas surgen como una alternativa además de atractiva para sus socios, que al trabajar en conjunto y con una meta en común se presentan al mercado con mucho más fuerza y respaldo que si lo hicieran individualmente, un impacto territorial innegable, ya que están presentes en las 16 regiones y satisfacen necesidades particulares de cada una de ellas.
Existen cooperativas en todos los sectores económicos. Las hay agrícolas, pesqueras, de servicios, energía eléctrica, de ahorro y crédito, de vivienda, de insumos, de agua potable, entre muchas otras.
En cifras recientes entregadas por el Ministerio de Economía, el 76% de las cooperativas se concentra en regiones, así como el 70% de sus socios, lo que contribuye directamente a la economía local, ya que, además de satisfacer una necesidad individual del territorio en que se encuentra, los excedentes que generan se quedan y se reinvierten logrando con ello un doble beneficio para la región.
La importancia e interés por la descentralización del país, se ha tomado la agenda de los precandidatos presidenciales y también de la Convención Constituyente, por lo que confiamos en que el modelo cooperativo tendrá un impulso ligado a las nuevas políticas públicas que se construirán.
Las cooperativas son y seguirán siendo una alternativa real de crecimiento social y un imprescindible y concreto aporte a la reactivación y crecimiento económico de nuestro país.
Por Mauricio Rojas Lagos. Director Cooperativas del Sur.