03 de Julio del 2025.- Ayer, a una hora cualquiera en un supermercado cualquiera… Tras la habitual cacería de productos urgentes y no tan urgentes, de esos que demuestran que el marketing funciona, llego a la fila de espera, vulgarmente llamada cola… y ahí esta uno, algo asi como el vigésimo segundo… entonces surge esta neurosis existencial de “qué diablos hago ahora conmigo mismo”
Y sucede el milagro…
En la cola que está a mi lado derecho, un padre de unos 40 años con su hija de 14 o 15 quizás…comienzan algo mágico…
La niña toma una pelota, se miran sonríen y comienzan a jugar… la pelota va del uno a la otra, en una coreografía perfecta, llena de sonrisas y placer puro de compartir, con alegria. Hasta que una ciudadana, como un pequeño y concentrado tornado los empuja y se precipita sobre la caja con algunas cosas que había olvidado… como si se tratara de la última acción de su vida con pasión salvaje sin mirar ni respetar a nadie, los interrumpe e incluso empuja… Padre e hija se miran, sin enojo, intrigados, sus ojos expresan pensamientos, opiniones, desciende una compasión sutil sobre el pequeño energúmeno femenino que ya se va, ahita en su frenesí comprador, carro en ristre rumbo a su auto que la espera allá abajo.
Pausa… pensé “Dios, todo quedara aquí, eliminado, suspendido, destruido…”
Pero no… en dos minutos el sol vuelve a nacer, se miran, asienten, las miradas se encienden de nuevo y comienza el juego nuevamente. Simplemente me embeleso, disfruto, tratando de pasar lo más inadvertido posible porque lo que pasa entre ellos es tan especial, que puede ser destruido o limitado por una mirada intrusa.
De pronto, tomo conciencia de algo… las filas continúan imperturbables…. Filas frías, miradas fijas, muchos en sus celulares otros con una mirada vaga en el vacío… son una larga fila gris que me recuerda a los viejos dinosaurios condenados a extinguirse… todo es gris… nadie se percata de la maravilla que ocurre delante de sus ojos.
¿Cuándo paso esto? En que momento dejamos de jugar, de dialogar, ¿de vivir? Somos ahora una mezcla extraña entre zombie y robot que vuelve espasmódicamente a la vida a través de un partido de futbol (he ahí su valor) y después nos deslizamos al lodo original de todos los días…
Fui a un encuentro como Director Provincial de Educación al Dia Internacional del Juego, que se e hizo en la ULA, con parvularios, encargadas regionales MINEDUC, y Jardines infantiles de Osorno. Con todas las profesionales que conversé, manifestaron su preocupación por el descenso del juego en la vida diaria…Es necesario recuperar ese derecho, y más allá de la norma, restablecer el fluir natural entre pensamiento cuerpo emociones y sentir, que es la clave para un desarrollo armonioso. Y también ciudadano porque en el juego restauramos nuestra alma de los dolores y aprendemos a con-vivir con otros. ¡Tarea pendiente para todos, para que recordemos como es disfrutar en libertad!
Luis Alberto Solis Valenzuela – Sicologo Clinico, Profesor de Historia y Director Provincial de la DEPROV.