08 de junio del 2025.- En ocasiones, tenemos la impresión que la felicidad nos elude y que se escabulle en medio de las extensas jornadas de trabajo, las múltiples obligaciones familiares, los imprevistos y momentos de incertidumbre, las deudas que se acumulan y la vida que no espera a nadie.
Andar por la vida con una sonrisa en la cara hoy en día parece una rareza. Sin embargo, existe un grupo de personas que logra superar de manera exitosa los diversos problemas que le plantea la vida cotidiana, y llevan una vida plena y feliz que resulta envidiable a los ojos de quienes las observan.
¿Cuál es el secreto que guardan las personas felices y satisfechas con sus vidas? La clave de este misterio se encuentra en que su energía vital no es de tipo físico, sino que emocional. Es una viveza de la mente y del espíritu que las conecta con la satisfacción y el goce de la vida. Es lo que la Dra. Mira Kirshenbaum, psicoterapeuta, denomina «El factor de la Energía Emocional» –así titula ella su libro– detrás del cual, se esconden algunos secretos para alcanzar la felicidad cotidiana.
Uno de los factores que más descorazona a la gente, es el «aburrimiento que experimentan por la vida que llevan”. Las preguntas respecto de este punto, son dos: ¿Por qué mi actual estilo de vida no me produce satisfacción? ¿Qué puedo hacer para cambiar esta situación?
El primer secreto para lograr la felicidad cotidiana está vinculado con un hecho esencial: “recuperar el sentido de la vida”. No hay que esperar a tener un momento de crisis –enfermedad grave, divorcio, caer en una severa depresión– para hacerse una pregunta que muchos pasan por alto, a saber: “¿Qué o cuáles son las cosas que realmente me importan en la vida?” Una vez respondida de manera honesta esta pregunta, el siguiente paso, es descubrir, qué es lo que puedo hacer para que aquellas cosas que he identificado como prioridades, se conviertan, de ahora en más, en los objetivos de vida.
El segundo secreto lo llamaremos la «zona de diversión» y el trasfondo es uno solo: en ocasiones, la vida parece diseñada con un sólo objetivo, cual es, agotar nuestra energía, ya que tenemos múltiples compromisos, trabajamos mucho y, cada cierto tiempo, nos enfrentamos a diversas crisis (de pareja, laboral, familiar, económica, etc.). Esto nos lleva a sufrir «fatiga emocional» y nos conduce a un agotamiento del espíritu. La clave secreta que tienen quienes logran superar de forma exitosa los problemas es, justamente, la diversión y la capacidad de goce individual. Por si el lector no lo sabe –o no se ha dado cuenta–, la gente que es feliz, tiene los mismos conflictos y dificultades que uno, pero ellos se las han arreglado para disfrutar, incluso, aquellas experiencias poco afortunadas. Nuestro principal problema, es que la mayoría de nosotros, los adultos, nos hemos privado de la diversión y de pasarlo bien, y eso, por cierto, afecta la energía emocional.
El tercer secreto representa un requisito de primer orden con el fin de resguardar la energía emocional: “mantenerse apasionado en y por la vida”. Esta «pasión» va a depender de manera proporcional a cuán bien se sienta una persona con la realización de una determinada actividad. Si existe frustración con el tipo de trabajo que uno realiza, por cierto que esa condición representa un obstáculo en el logro de la felicidad cotidiana. Sin embargo, aún cuando así fuera, la persona dispone de diversas formas de sortear esta dificultad, a saber, realizar actividades, donde pueda disfrutar con plenitud los momentos de ocio y tener la libertad de ocupar a gusto el tiempo libre del que dispone, por cuanto, en esas actividades siente que está invirtiendo el nivel de energía, el grado de concentración y todo el tiempo que la persona haya decidido dedicarle. Esta es la gran diferencia con el hecho de tener que ir al trabajo sólo para cumplir con una rutina que la persona, simplemente, no quisiera hacer. ¿Y de qué tipo de actividades estamos hablando? Muchas y diversas: practicar un deporte aventura, jardinear, hacer tai-chi para relajarse, poner en práctica la colección de recetas de cocinas, meditar, salir a pasear, mantener un mascota, etc. Todas estas actividades –y muchas otras afines a los gustos personales– pueden llenar de felicidad y de energía a las personas que las practican.
El cuarto secreto tiene un trasfondo cuasi bíblico: “estar dispuesto a dar, para recibir” Mientras más se da, más se reciben los beneficios. Es por ello que resulta tan importante preocuparse por las personas que nos rodean, de sonreír, de ayudar cuando uno puede hacerlo de forma real y concreta. Si no somos capaces de sonreír a las personas que uno ama, si no es la primera cosa que hacemos en la mañana, lo que se logra, es robar energía a uno mismo, a la pareja y a la relación con el otro. Además, si fuera verdad que todo lo que sale de nosotros vuelve a nosotros, entonces ¿no es preferible asegurarnos que haya algo bueno y positivo circulando en torno nuestro? Y otra cosa: hay que aprender a agradecer por todo aquello que se recibe. Este acto de agradecimiento, estimula a su cerebro a producir un torrente de endorfinas beneficiosas para su organismo.
El último secreto se relaciona con el acto de “dejar atrás de nosotros los sentimientos de culpa por aquello que hicimos –o dejamos de hacer–“, ya que, en ocasiones, este sentimiento de culpa se instala como un aspecto central en la vida, generando mucho daño. La razón es muy simple: la culpa tiende a producir un efecto de «momificación o embalsamiento”, es decir, no permite que las personas avancen en su crecimiento personal, razón por la cual, quienes están afectados por sentimientos de culpa deben preocuparse de elaborar y desprenderse de ellos y, por esta vía, eliminar uno de los factores que más cooperan en drenar la energía emocional y la felicidad cotidiana.
Desde el punto de vista de la energía emocional y de la felicidad que queremos alcanzar, el hecho de acarrear este peso muerto, limita la capacidad para salir adelante. Si bien, las culpas y los arrepentimientos no pueden ser olvidados del todo, una charla privada frente al espejo es de gran utilidad. Es una charla, que debe incluir frases de reconciliación con uno mismo, tales como: «Nada de lo que hago hoy podrá cambiar aquello que sucedió en el pasado, pero ahora he aprendido de mis errores», o bien, «Mantener en la memoria momentos de sufrimiento sólo daña mi presente, de modo que es hora de avanzar».
Este tipo de elaboración mental –y personal– permite a aquellas personas que están dispuestas a luchar por alcanzar su felicidad cotidiana, recapitular su vida de manera sana, y comenzar a trabajar por su presente y su futuro. Y eso, significa empezar a sentirse apasionado por la vida que nos espera.
Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl – Conferencista, escritor e investigador (PUC)