¿Qué pasaría si la vida de un ser querido dependiera de una lista de espera? ¿Y Si el tiempo que tarda en recibir atención médica fuera la diferencia entre la vida y la muerte?
En Osorno, esto no es una pregunta hipotética. Es la realidad de miles de personas que, mientras esperan atención médica, ven cómo su salud se deteriora. Para algunos la espera es de casi ocho meses pero dependiendo el caso, hay personas que esperan muchísimo más.
No son números. Son vidas. Personas con dolores crónicos, niños que necesitan operaciones, adultos mayores que no pueden seguir esperando.
El problema no es solo de infraestructura. Es de recursos humanos. Chile tiene un déficit de 11.000 médicos y 2.500 especialistas. ¿De qué sirve un hospital moderno si no hay médicos para atender?
El impacto en las familias es devastador. La espera no solo genera dolor físico, sino también angustia, desesperanza y miedo.
Cada nombre en esta lista representa una historia, un sueño en pausa, una vida en riesgo.
No podemos seguir aceptando que la solución a una enfermedad dependa del tiempo que se pueda esperar. La salud debe ser una prioridad, no una promesa vacía.
¿Vamos a seguir esperando?
Bernardo Candia Henríquez – Magíster en Ciencias Sociales y Economía Regional