16 de Marzo del 2025.- Una serie de especialistas de distintas universidades y centros de investigación han determinado de manera muy clara que con sólo algunos simples cambios de hábito y/o de actitud, las personas pueden mejorar notablemente su salud y, de pasada, prolongar de manera significativa su vida. Entonces… ¿por qué razón no escuchamos –ni tampoco hacemos caso– a quienes tienen estos datos en las manos?
Lo cierto, es que numerosas investigaciones acerca de los procesos de envejecimiento, así como de los hábitos de conducta humanos, han logrado establecer que “ciertos sencillos cambios personales pueden ser traducidos claramente a una cantidad de años ganados –o perdidos–, según el comportamiento final” que tenga un determinado sujeto.
Cambios de hábitos relativos a la alimentación de la persona, el tipo de relaciones interpersonales que mantiene el sujeto, el acto de caminar 20 minutos diarios con paso veloz y enérgico, los pasatiempos y hobbies que tiene la persona, entre otros, permiten prolongar las expectativas de vida de quienes los ponen en práctica, además de entregarle a cada persona un estado físico saludable y pleno de vitalidad.
Una de las principales conclusiones a la que llegan todas las investigaciones, es que si las personas son “capaces de mantener una vida activa más allá del mundo laboral, ello colabora enormemente en preservar una buena salud y en la prolongación de la vida”.
Otro gran “secreto”: aquellas personas que mantienen su curiosidad intelectual, así como su inquietud por entender y asimilar los cambios que se producen en nuestro planeta, tienen, en promedio, la probabilidad de vivir, nada menos, que cinco años más que la gente de edad que se retraen interiormente y que comienza a vivir del pasado.
Una investigación longitudinal llevada a cabo por el Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos demostró, sin lugar a dudas, que aquellas “personas inquietas y curiosas, son capaces de soportar de mejor manera el estrés” que agobia a tanta gente, estando en condiciones de “adaptarse con mayor facilidad a la incertidumbre y a los cambios” que se producen en nuestro entorno. Al respecto de este punto, hay que destacar que, en realidad, no hay secreto alguno, ya que lo que se ha consignado más arriba, tiene que ver con la actitud que adoptan algunas personas ante la vida, así como con el hecho de comprender que el acto de envejecer no significa anquilosarse, sino que todo lo contrario: abrirse al mundo y mantener viva la curiosidad, mantiene, a su vez, vivo y activo el sistema nervioso. Es más: existe la hipótesis de que “aquellas personas activas liberan ciertas sustancias similares a las endorfinas –hormonas asociadas a estados de ánimo positivos–, que actúan a nivel cerebral, atenuando la angustia y la ansiedad”.
Algunos de los “secretos” mejor guardados:
- Consuma vitamina C: científicos de la Escuela Pública de Medicina de Estados Unidos investigaron la vida de cientos de personas de edad mediana, llegando a la conclusión que consumir 300 milígramos de vitamina C aumentaba, en promedio, la esperanza de vida en cinco años y seis meses.
- Sea curioso y preguntón: las personas que mantienen viva su curiosidad y se informan de lo que ocurre en el mundo se adaptan de mejor manera a los cambios y ganan, en promedio, cinco años más de vida que quienes se retiran a su mundo interior. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard, “las personas de ambos sexos que tienen altos niveles de educación, elevan sus esperanzas de vida, en relación con el grupo de personas con menores niveles de educación”. Los investigadores señalaron, que la correlación establecida entre el alto nivel de estudios y las mayores expectativas de vida “era asombrosa”.
- Sea sociable y amigable: las últimas investigaciones en Europa y EE.UU., dan como resultado, que aquellas personas que pasan mucho tiempo solas viven cuatro años menos que aquellas que mantienen vigentes sus contactos y sus amistades.
- Queme calorías: de acuerdo con un estudio con más de 18 mil varones, se determinó que las personas que trotan y hacen ejercicios físicos regularmente, tienden a vivir un promedio de ocho años más que aquellas personas que mantienen una vida sedentaria. Realizar, incluso, una caminata de 20 minutos diarios, puede incrementar la esperanza de vida de una persona en cinco años.
- Dé preferencia al consumo de legumbres: el exceso de grasa de la carne facilita la aparición de enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte en el mundo entero. Esto no sucede con las legumbres, las que suministran proteínas de excelente calidad. Consumidas tres veces en la semana, aumentan las expectativas de vida hasta en un 13%, es decir, alrededor de nueve años.
- Disfrute del sexo: cada vez aparecen más evidencias de que la actividad sexual colabora en la prevención de problemas cardiovasculares. Un estudio realizado con una muestra de 918 personas demostró que quienes tenían una vida sexual activa presentaban la mitad de probabilidades de morir de un infarto al corazón.
Ahora bien: ante tanta evidencia al respecto del tema en comento… ¿no será mejor que prestemos algo de atención a los expertos y estudiosos de esta materia?
Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl – Conferencista, escritor e investigador (PUC)