Según Ernesto Reaño “el orgullo autista es un acto político y de resistencia” (2023). La resistencia de hacer frente a una sociedad homogenizante, que tiende a compensar la convergencia por sobre la divergencia en todo sentido de la palabra. Somos minoría en un mundo que le avergüenza saberse distinto en un trabajo, por temor al despido y a la estigmatización de colegas. Somos los niños y niñas silenciosos de la escuela, somos los adolescentes incomprendidos y de gustos infantiles, somos las niñas que coleccionaban esquelas, somos los niños que ordenaban en filas los autos por tamaño y color, somos los jóvenes de mirada perdida, pero que estábamos más pendientes del aquí y ahora, somos gracias a nuestros padres que no se rindieron en su amor y confianza cariñosa, somos los humanos “raros” y de gustos excéntricos…
Yenn Purkis, autor no binario y autista detalla en otras palabras lo que es este orgullo “El orgullo autista consiste en saber que estamos bien tal y como somos, que la gente nos respete y valide. Se trata de escuchar a los autistas y aprender de ellos. El orgullo autista se trata de incluirnos en las asociaciones, juntas y comités como participantes iguales a los demás miembros. Se trata de que nos apoyen para que nos dediquemos a nuestras pasiones y que no se refieran a nosotros como una tragedia”.
Es importante actualizarnos acerca de esta condición en cada una de nuestras labores, profesiones o familiaridades, derribando así prejuicios y estereotipos, ya que parte de la escasa información existente en la sociedad acerca del autismo proviene de series y películas que fomentan una imagen ilusoria y estereotipada de autistas.
Por: Loreto León, Profesora Diferencial, mujer autista, docente de la Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt y de la escuela rural Ilque.













