Venid todos los que estais cansados…
Es común encontrar personas cansadas de sus trabajos y de sus cargas; hay personas a las que les pesan demasiado las responsabilidades de la vida, les pesa vivir, les cuesta tener que suplir sus necesidades físicas y afectivas. A muchas personas les cuesta conseguir la paz que Dios habla en su Palabra. ¿Porque? Creo que la razón principal está en no creerle a Dios y en la falta de paciencia. A algunos les cuesta esperar el tiempo de Dios; todos queremos que se den las cosas en nuestro tiempo, cuando nosotros lo consideramos, y lo otro es que nos cuesta creer en los métodos de Dios, queremos que las cosas se hagan o se nos den según nuestros métodos.
Pero no es así, Dios no es un títere o una lámpara maravillosa que podamos manejar a nuestro antojo. Dios es el creador, Él sustenta todas las cosas, Él es el soberano, controlador del mundo; Él tiene sus propios planes, Él no sigue nuestros planes, nosotros debemos seguir los de ÉL. Amigo, amiga: la voluntad de Dios es perfecta y no es gravosa; tú encajas perfectamente en esos planes; tus anhelos, metas y sueños están de acorde con la voluntad de Dios por que Él es quien pone en ti el querer como el hacer; debes buscar ser sensible a Su voz y tambien aceptar el tiempo y el método de Dios.
Por no seguir la guianza de Dios nos damos de golpes contra las paredes, murallas, contra los gigantes, hasta que caemos cansados, abatidos, sin fuerzas, hasta sin esperanzas.
Jesús dijo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. (San Mateo 11:28-30)
Si estas cargado(a) lo primero es ir a Jesús con fe de que existe y que te dará lo que necesitas, lo mejor; pues Él te ama y quiere lo mejor para ti, quiere darte lo que más te conviene y en el momento adecuado; si crees en esto solo debes aguardar, que así será, deja que tu alma descanse en las manos de Dios
Llevar el yugo de Dios no es gravoso cuando confiamos en El, cuando estamos seguros de que El tiene el control a pesar de lo que veamos o no veamos. Aprendamos de Jesús que fue manso y humilde y se sometió, aunque no fue fácil, a la voluntad del Padre Celestial; dejemos nuestro orgullo, nuestra sabiduría, nuestro yo a un lado y dejemos que Dios fluya con Su Espíritu Santo, que Él nos llevará a su perfecta voluntad y tendremos paz y gozo, sin duda.
Ante un mundo tan exigente, la presión del medio nos puede ahogar en un cúmulo de necesidades, preocupaciones y ocupaciones. Esto nos puede ocasionar cansancio físico, pero talvez este no es tan agobiante como el emocional y el espiritual. Otro peso que llevamos en cima es el del pecado, la culpa por el pecado; y aunque se busca la manera de no pensar en ello; y aunque se busca la manera de distraerse y de llenarse de justificaciones para no pensar o aceptar la culpa por nuestras acciones o nuestra manera de vivir, siempre, siempre hay alguien, o algo para recordarnos o hacernos ver que no estamos haciendo y viviendo como a Dios le agrada.
Estas cansado (a)? ¿la fuerzas se te han agotado, sientes desfallecer ante tantas dificultades y necesidades? ¿El pecado te agobia? El Señor dijo: Venid a mi: es la hora, es el momento preciso para alzar tu mirada al cielo e ir íntimamente al Señor Jesús, Él es la solución a todos tus problemas, de salud, de provisión, emocionales, de vida, y digo de vida, por que nos es necesario poner a cuentas nuestra vida y nuestra vida eterna.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar, te dice el Señor.
Emigdio Sumosa P