11 de noviembre del 2024. Chile presenta una rica biodiversidad de especies, así como paisajes únicos, que van desde los desiertos hasta los glaciares en la Patagonia. Sin embargo, uno de sus tesoros poco conocidos se encuentra bajo la superficie del agua: su fauna de peces nativos. Estos peces no solo tienen un valor ecológico y económico, sino que también, representan un legado biológico que, lamentablemente están en constantes amenazas.
Entre las especies de peces nativas de Chile se encuentra Strangomera bentinckii, o sardina común chilena, uno de los pequeños pelágicos endémicos de las costas del Pacífico suroriental. La sardina común chilena es clave en el ecosistema marino como fuente principal de alimento para predadores como peces grandes, aves marinas y mamíferos, incluidos lobos marinos y delfines. Su importancia económica para la pesca artesanal e industrial en Chile es también significativa. Sin embargo, la pesca excesiva y el cambio climático amenazan su disponibilidad y distribución en el océano, lo que exige una gestión pesquera sostenible para su conservación a largo plazo.
La situación actual de los peces nativos de Chile no es solo una preocupación ecológica, sino también tiene profundas implicancias para las comunidades humanas. Los pescadores artesanales, que dependen de estas especies para su subsistencia, ven amenazado su modo de vida a medida que los peces disminuyen. La pérdida de peces nativos también afecta el turismo en zonas donde el ecoturismo y la pesca generan ingresos. Sin estas especies, se reduce la capacidad de los ecosistemas de sustentar a otras especies, incluidas las de valor comercial.
Proteger a estos peces requiere combinar ciencia, políticas públicas y educación ambiental para lograr un cambio real. Los estudios de genética de poblaciones, que revelan su variabilidad genética y adaptaciones locales, son esenciales para definir estrategias de conservación. Crear áreas protegidas y regular la pesca y la actividad industrial en zonas críticas también resulta clave. Sin embargo, para que estas medidas funcionen, necesitamos el compromiso de todos: ciudadanos, legisladores y empresas; solo juntos podremos asegurar un futuro para estas especies.
Con el cambio climático, la situación de los peces nativos en Chile se vuelve aún más delicada. Las variaciones en la temperatura y la acidez del agua pueden alterar profundamente sus ciclos de vida, especialmente para aquellos que dependen de condiciones ambientales específicas (reclutamiento). Si no tomamos medidas urgentes, podríamos perder no solo especies, sino también el equilibrio de nuestros ecosistemas acuáticos.
La biodiversidad de peces nativos en Chile es un tesoro que va más allá de lo ecológico; es parte de nuestra herencia natural y de la salud de nuestros ríos y mares. Reconocerlas, y conocer su rol en el ecosistema y proteger nuestras especies de peces es proteger nuestro propio futuro, para que las próximas generaciones puedan conocer y disfrutar la riqueza natural de Chile y comprender la importancia de preservar el equilibrio de la naturaleza. Nuestros peces nativos representan mucho más que un recurso: son testigos de millones de años de evolución y adaptación en un entorno único.
Como sociedad, tenemos la responsabilidad de asegurar su supervivencia, no solo por su valor ecológico, sino también, por lo que aportan a nuestra identidad y calidad de vida. Tomar medidas para cuidar este tesoro submarino es clave, antes de que sea demasiado tarde.
Cristian B. Canales-Aguirre – Dr. en Sistemática y Biodiversidad – Centro i~mar, Universidad de Los Lagos