En Chile estamos viviendo un alza nunca antes vista en la emisión de licencias médicas. Para tener un panorama, basta mencionar las cifras entregadas por la Superintendencia de Seguridad Social, donde se refleja que el año pasado se emitió un total de 8.979.221 de licencias médicas. Aquí se incluyen cotizantes de FONASA, de ISAPRE y de Seguro Laboral.
Pero si hilamos fino, el ranking de diagnósticos lo lideran las enfermedades de carácter mental, con el 29%, seguido de enfermedades vinculadas a Covid-19 que representan el 19% y enfermedades osteomusculares con el 18% del total de licencias en 2021.
Según las estadísticas que también da la Superintendencia de Seguridad Social de 2021, el gasto por incapacidad laboral alcanzó los 2,6 billones, que se divide en 63% de FONASA y 37% corresponde a ISAPRES.
Existe un estudio muy interesante de Pablo Villalobos, que se titula: “Radiografía actualizada del sistema de licencias médicas” de 2022. Para el autor, las estrategias para disminuir las licencias médicas, deberían enfocarse en estrategias de prevención de enfermedades mentales.
Esto se entiende, cuando el especialista de este estudio indica que en 2021, las condiciones que produjeron más licencias médicas fueron los códigos F40 – F48. E increíblemente, aquí se encuentran las siguientes enfermedades: trastornos fóbicos de ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, reacción al estrés grave y trastornos de adaptación, trastornos disociativos, trastornos somatomorfos y otros trastornos neuróticos. Por lo tanto, la salud mental explica el 25% del total de días otorgados y montos del subsidio entregado.
Pero los trabajadores del área de la salud, no escapan a este fenómeno, presentando 670.000 licencias médicas en 15 meses y el 27% es por trastornos mentales, según datos entregados por la Subsecretaría de Redes Asistenciales en 2022.
Queda más que claro que el sistema de salud público y privado, incluyendo a su personal, está abrumado por una carga de enfermedades mentales, que además absorben un gasto considerable. La estrategia para disminuir las licencias médicas, apunta a aumentar el personal para atender a los millones de pacientes que requieren atención.
Por esta razón, la medicina complementaria tiene mucho que aportar, atendiendo con sus múltiples terapias a un número importante de personas que están sin ningún tratamiento, soportando un tormento, por acumular ansiedad y angustia, que deriva en tasas altísimas de automedicación y suicidio, entre otras consecuencias.
Diversos estudios apuntan que la acupuntura tiene una acción positiva sobre la ansiedad y la depresión, debido a que regula la neuroquímica cerebral, en la misma línea que los fármacos. Dichos estudios demuestran que mejora el metabolismo de mediadores químicos que influyen en los estados depresivos, concretamente: triptófano, serotonina y dopamina, entre otros, cuya reacción neuroquímica explicaría la eficacia del uso de la acupuntura.
Otra de las técnicas utilizadas con muy buenos resultados es la auriculoterapia, que es un tratamiento que busca estimular puntos específicos del pabellón auricular. Entre sus beneficios ayuda a combatir el estrés y el cansancio permanente. También se encuentra la electroacupuntura, técnica que consiste en transmitir una ligera corriente eléctrica a través de las agujas. Según un estudio del Journal of Alternative and Complementary Medicine, esta técnica era tan eficaz como la fluoxetina para reducir los síntomas de la depresión.
En el caso del personal sanitario, que se ha visto fuertemente resentido por la pandemia, en algunos países han utilizado la acupuntura como tratamiento que ha mejorado los niveles de estrés y ansiedad, como por ejemplo en Urgencias del Hospital de Palamós, Girona, donde se hizo un estudio con seis sesiones de acupuntura y auriculoterapia a sus profesionales, con resultados muy positivos en la reducción de estos síntomas.
En marzo de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) crea en la India el Centro Mundial de Medicina Tradicional, para tratar diversas enfermedades. Este organismo internacional, ya está tomando la iniciativa, para crear una cultura que integre, no solo a la medicina occidental, sino también otras prácticas que han sido avaladas científicamente.
Son muchas las evidencias de que la medicina complementaria puede y debe ayudar a rescatar en parte esta demanda en salud mental, que no sólo se refleja en el aumento más que significativo de licencias médicas, con todas las consecuencias que trae, sino que también puede aliviar a miles de pacientes. Se necesita urgentemente una estrategia en salud, que coordine voluntades para innovar en los diversos tratamientos para no dejar a personas navegando en dolencias que podrían tratarse de forma mancomunada.
María Graciela Estay Sierra
Acupunturista de la Escuela Internacional de Medicina Tradicional China
Región de Coquimbo